En 2007 llegamos a La Habana en busca de Senén Suárez, autor de numerosas canciones populares, que habían interpretado artistas de renombre, como su compatriota Celia Cruz, y el nuestro, Nelson Pinedo. La sopita en botella y La esquina del movimiento habían sido las de mayor impacto.
Jorge Alfaro, director del Teatro América, lo ubicó. Senén, cariñoso y amable, nos recibió en su casa, nos presentó a Felita, su mujer, y a buena parte de su familia, nos dio unas cervezas y aceptó venir al II Carnaval Internacional de las Artes. Entonces Barranquilla pudo valorarlo a plenitud y verlo cantar y tocar su guitarra, mientras repasaba su vida y su cancionero con Rafa Bassi y Umberto Valverde.
Compositor, tresero, guitarrista, arreglista, director musical y escritor, Senén Suárez había nacido el 30 de julio de 1922 en Manguito, Matanzas. Desde su juventud le llamaron El Zurdo Maravilloso y él se rebautizó Senén, para olvidar su verdadero nombre, Abdón Senén.
En los años 40, Senén Suárez se trasladó a La Habana, donde trabajó como técnico dental, mandadero y vendedor de frutas. Pero, de modo autodidacta, aprendió a tocar la guitarra con su alma de tresero. Hizo parte de varias agrupaciones, trabajó en cine, teatro y radio, hasta que se estableció como director y arreglista de la orquesta de planta del famoso cabaret Tropicana, donde conoció y alternó con personalidades como Nat King Cole, Carmen Miranda, Rita Montaner, Bola de Nieve y Libertad Lamarque. Luego formó, primero el conjunto y después el Combo de Senén Suárez, con Arsenio Rodríguez como referente esencial.
Senén Suárez conoció en Maracaibo a Celia Cruz, y los dos descubrieron con asombro que vivían en el mismo barrio de La Habana. Además de La sopita…, Senén compuso para ella: Reina Rumba, Vallán Vallende y El barracón. A Nelson Pinedo, Senén le entregó tres boleros: Muñeca adorada, Te engañaron corazón y Una equivocación; también un son: El carioquero (especie de vendedor callejero de dulces) y La esquina del movimiento…
La historia de La sopita en botella es más compleja. En Cuba, el músico Alberto Zayas, rumbero famoso de Guanabacoa, conocido como El Melodioso, había compuesto El vive bien, un guaguancó magnífico que grabó en la voz del joven cantante Roberto Maza y que decía : “Y cuando te pongas bella, y vengas de la cocina y me traigas la cantina y la sopita en botella, te diré que eres mi estrella y que yo mucho te quiero, tú vendrás con el dinero de la primera mesada, tú conmigo estás casada, mi amor, lo tuyo me pertenece, ven aquí todos los meses, sin tocar del guano nada y al fin de la gran jornada, dirás que yo soy muy bueno, muy felices viviremos, pero yo sin hacer nada”.
A Senén le pareció el discurso de un vividor, de un ‘chulo’, como ellos dicen. Entonces respondió: “Oye mi socio, no esperes que yo te lleve esa sopita en botella y que te compres el fardo (el traje) o que te dé la mesada, acurrala de a buti (trabaja mucho) si quieres tener la vida bella…”. Y así. Entonces se la dio a Celia Cruz y aquello fue la sensación. La pieza de Senén se hizo más popular que la de Zayas.
En 1997, Senén preparó Las raíces del son, un libro sobre la historia del Septeto Habanero y toda su discografía. Hasta unas semanas atrás, estuvo escribiendo artículos musicales y testimoniales de su propia vida. Lo perdimos hace unos días, aunque no totalmente, porque Senén era también su música y esta nos la dejó toda.
Un abrazo de solidaridad a sus seres más queridos.
Por Heriberto Fiorillo
Fuente El Heraldo
http://www.elheraldo.co/opinion/columnistas/adios-senen-127988
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