domingo, 12 de febrero de 2012

JAKARTA, UN LARGO VIAJE, UNA EXPERIENCIA ÚNICA



Senén Suárez Hernández



Siempre recuerdo  mi viaje a Jakarta  capital de  Indonesia. Pienso que me admiro como  pude conciliar mis temores a los viajes vía aérea,  tan largo  en  la compañía del  amigo Carlos Faxas y un grupo de muchachos del INDER que viajaban con nosotros. Ellos me conminaron que me uniera a la posiblemente primera  embajada  artística y deportiva del gobierno Revolucionario con cinco años en su asenso a la dirección del país, estos recuerdos me llegan a la memoria
en algunos momentos,  por lo que decidí escribir sobre este viaje.

Carlos Faxas Valerino, compositor, orquestador y director de agrupaciones, se encontraba frente a la brigada que representaba la parte artística complementada por el famoso cuarteto Los Modernista, quienes ya habían recorrido los trámites para el extenso  viaje, el cual implicaba trámites de vacunas y pasaportes completado con los imprescindibles ensayos.

Cuando fui incluido en el viaje, tenía solo una semana para realizar todos aquellos detalles imprescindibles, me sentía desorientado y fuera de grupo pero acepté el reto  sabiendo que era arto difícil.

Ya con todos los datos ultimados, nos dispusimos a tomar la nave que resultaba un modelo Britania de cuatro motores con hélices, el cual nos situó en Praga capital de Checoslovaquia  en trece horas con una escala de una hora  en Gander,  Canadá.

Allí estuvimos cuatro días por descoordinación en los cambios de aviones,  es por eso que volamos una hora aproximadamente a Paris capital de Francia para tres días después abordar un Boeing 707, llamados en aquella época ataúd volante por fallas en su fuselaje.

En infinitas horas de vuelo aterrizamos en Roma capital de Italia, y con períodos de horas llegamos a Bangkok capital de Tailandia, donde dejamos aquel monstruo para tomar un avioncito que nos llevó a Jakarta capital de Indonesia, fin de nuestro desesperado  periplo.

En aquella capital fuimos esperado por una recepción increíblemente bella, llena de música y flores donde  nuestros nervios se aplacaron con creses. 

El primer  Juego de la Ganefo, que así lo llamaban estaba anunciado del 10 al 22 de noviembre del 1963, por lo cual desfilamos los 41 delegados en el estadio de Jakarta.

La foto que aparece en este trabajo es recién terminado el desfile del grupo musical bajo la dirección de Carlos Faxas,  que  representaba parte de la delegación en el recinto deportivo  de Jakarta. 

En la pequeña delegación teníamos el orgullo de contar con tres personalidades de nuestra vida cubana, los cuales respondían a los nombres del famoso pelotero Gilberto Torres, el veterano comentarista deportivo Elio Menéndez y el revolucionario de siempre Carlos Faxas Valerino.



EL REGRESO 

Con la gestión del cónsul cubano en Indonesia, que siempre estuvo atento a todas las actividades que tuvo la embajada artística deportiva nuestra  en el  lejano país,  partimos casi llegando en el mes de diciembre.

Partimos de Jakarta en un avión ruso no muy grande de propulsión, el cual después de un largo viaje aterrizó en el Cairo Egipto. Allí permanecimos varias horas por una tormenta que interfirió el viaje.

Al fin llegamos a Praga, la bella y vetusta ciudad, donde después de dos días partimos en la vieja nave Britania para hacer una escala técnica  en Shanno Irlanda del Norte.

En el aeropuerto de esta ciudad estuvimos una hora aproximadamente, mientras  serviciaban el transporte aéreo que nos traía de regreso. Con la orden dada por los altoparlantes del aeropuerto, todo el personal se situó en el avión, partiendo a las 12 de la noche. 

Con veinte minutos de vuelo sentimos la voz de una aeromoza que nos comunicaba: Atención señores pasajeros: Estamos regresando al aeropuerto de Shanno por un desperfecto en los motores,  manténgase en sus puestos  con el cinturón  puesto.

El silencio no se hizo esperar y en el acto cundió el pánico en silencio, nuestro compañero el Saxofonista Verdecia, que viajaba en los últimos asientos vio aquel chorro de combustible desplazándose por un tuvo como de cinco o más  pulgada y  nos comentó que perdió la voz, le faltaba el aire y su corazón latía desaforadamente. Nos contaba el colega que esos quinces minutos fueron años para él. Nosotros estábamos asustados pero no tanto. El avión comenzó a dar vueltas sobre el aeropuerto hasta vaciar sus tanques repletos de combustibles para aterrizar.

Al fin la nave aterrizó para darle fin a nuestra angustia. Tres días con tres noches estuvimos en los pequeños apartamentos del aeropuerto de  Shanno,  Irlanda del Norte, con la temperatura bajo cero, esperando que el técnico de estos aviones Britania viniera de Londres para arreglarlo.

El lunes temprano en la mañana llegó el señor y luego de estar con aquella máquina voladora una hora mas menos, le dio unas vueltas al aeropuerto y  se lo entregó a los pilotos lista  para volar.

La tripulación dio la orden  a  los pasajeros de  estar preparados para partir a las 9 PM de aquel día, que ninguno de nosotros hemos olvidado.

Pasada las ocho horas llegamos a Gander, para después de cuatro aterrizar  en Rancho Boyero, algunos con lágrimas en los ojos, pero con la satisfacción de haber cumplido.

Ya en Cuba me integré al Salón Rojo del Hotel Capri, donde me esperaban mis compañeros del Combo para realizar mi vida normal.

AGRADECIMIENTOS

Lic. Belinda de la Caridad Suárez Pesi 
Lic. Roberto Payeras García.

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